novias reales

Novias LP: Carolina y la búsqueda del vestido ideal

Siempre digo que suelen ocurrir constantemente muchas cosas con “Lorena Panea” y la parte negativa de ello es que no me sobra tiempo para escribir tanto como me gustaría. Principalmente escribir sobre mis clientas y las experiencias que vivo con ellas, mujeres como todas nosotras, que acuden a mi atelier buscando soluciones para momentos de sus vidas y que, como cualquiera de nosotras, tienen dudas, inseguridades y cuestiones sobre la mejor manera de vestir en la exigente vida social del mundo que habitamos.

A menudo me definen como especialista en diseños de novia y confieso que odio la etiqueta… Ya me canso de oír a mí misma, pero nunca es suficiente repetirlo: prefiero verme como una especialista en mujeresDiseño para la mujer, hago mujeres lucir lo mejor de sí, verse como se quieren ver. Y en ese proceso, sí que trabajo para crear algunas reliquias en la vida de mis clientas, ya sean invitadas, novias, artistas, etc…

Obviamente, de vez en cuando, me llegan mujeres que constantemente se preguntan: ¿cuál es mi vestido de novia ideal? ¿cómo sabré si lo he encontrado? ¿Es mejor comprar un vestido ya hecho?

Carolina fue una de estas mujeres y por eso, hoy cuento su historia en mi blog.

La búsqueda del “vestido ideal” es infinita y podrá ser más difícil que la búsqueda del santo cáliz… Por dos razones: 

  • por un lado, una siempre va a encontrar vestidos con nuevas características y detalles nuevos que nos gustan, aunque la mayoría de las veces esos mismos vestidos tendrán también cosas que gustan menos;
  • por otro lado, normalmente las casas serias que crean vestidos de novia, no tienen stock más allá de los prototipos de prueba – cada vestido se crea para una nueva novia, muchos de sus materiales son de artesanía y necesitan tiempo para crearse, a parte de que no es moralmente aceptable vender un vestido de stock, probado por miles de mujeres y desgastado con el tiempo (y si no es así,  sospechad…). Esto implica que estos vestidos se tienen que crear con tiempo (yo por ejemplo trabajo con tiempos de entre 6 meses y 18 meses). Ahora imaginad todo lo que puede pasar en la vida de una mujer durante todos estos meses…

Por estas (y otras) razones, la confección de un vestido a medida ofrece más ventajas que la compra de un vestido ya hecho y además es más versátil durante todo el tiempo desde la compra hasta la fecha de la boda – ya que siempre permitirá añadir y cambiar detalles, mientras vayan cambiando las preferencias de cada novia. Esto fue clave para Carolina.

Carolina sabía lo que no quería, pero la mayoría de las veces lo difícil es saber lo que queremos, por lo que diseñar y confeccionar a medida era la solución para ella – ¡a pesar de qué tengo más de 50 prototipos de diseños de mis colecciones en mi atelier! 

Le transmití como sería todo el proceso y, partiendo de los puntos que le gustaban, empezamos a diseñar y probar formas, tejidos, detalles, en varios momentos en el tiempo.

En las diferentes interacciones, fui captando que su estilo era romántico.

Partimos de la base de que ella quería verse con una silueta que ensalzara las curvas naturales de su cuerpo sin necesidad de encorsetarse. Es por eso que para la falda, elegimos un tejido con una caída favorecedora y con peso. Para la parte de arriba decidimos dejar todo el protagonismo al tejido y aquí, Carolina estuvo dudando durante un tiempo entre dos tejidos que le volvían loca, pero después de probar la forma con ambos, nos decantamos por un tul finamente bordado que aportaba ligereza y ese toque romántico que tanto le gustaba.

Al final, Carolina me dijo que acertó. Este era el vestido que buscaba, porque este es el vestido que evolucionó con ella.

A nivel de gusto, no existen vestidos mejores o peores. Si una se siente cómoda suficiente y encuentra la paz consigo misma en uno de los mejores días de nuestra vida, el vestido que lleve siempre será todo lo que siempre ha buscado.

Lorena Panea. 

Fotos: https://photografeelbodas.com/

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