Tal y como contaba en mi post anterior, el día de mi boda me cambié de estilismo, a final de tarde, para ir a cenar.
Como quería bajar desde el pueblo de Oia, en la isla de Santorini, hasta el precioso puerto de Amoudi, quería ponerme un look que me pegara más con el entorno y el momento…
Y, como no, después de haber hablado tanto sobre looks de 2 piezas para novia y haber diseñado varios en mi colección MAAT, tenía que llevar yo misma un look de dos piezas el día de mi boda… ¡Si es que además es lo que me apetecía!
Dejé mi primer vestido en color nude en la villa y me puse un dos piezas de mi nueva colección – Nilo, una colección de novia en la que hago mi propia reinterpretación del estilo boho, para crear una estética nueva y sobre la cual ya hablaré más adelante… De momento, Nilo ya está disponible en mi atelier, para que lo conozcan todas las nuevas novias que pidan cita (y que busquen el estilo boho, en concreto), pero presentaré toda la colección muy pronto en mi web y redes sociales.
De momento, os presento el primer look de Nilo: el dos piezas Eonile
Me fui a pasear a la vera del Mediterráneo, entre rocas rojizas y volcánicas, así que me apetecía un look menos voluminoso y ahora sí, en blanco. Además, fui a cenar a una típica taberna griega, con la puesta del sol de fondo, tomando vino griego y marisco, así que la prioridad era comer bien y disfrutar del momento (y preocuparme menos por el vestido).
El diseño de Eonile consiste en una sensual falda ajustada e impoluta, en un crep suave y sedoso, con un corte muy favorecedor de la figura femenina – en mi opinión una de las faldas más favorecedoras que he diseñado nunca.
Eso sí, tiene un corte largo y a ras del suelo, para mantener la elegancia de la figura sin perder la sensualidad – tal y como las antiguas egipcias…
De hecho, es la misma falda que ya compone el diseño Sway, de la colección MAAT que presenté en mi último desfile en la Valmont Barcelona Bridal Week.
La gran diferencia entre Eonile y Sway está en el top.
Como planteé la colección Nilo como una nueva tendencia boho reinterpretada por mí (ya lo veréis…), diseñé el top de Eonile con un bordado poco convencional y que creara una figura ligeramente armada arriba, pero que aportara un movimiento inesperado y sensual al caminar.
Y como a mi diseño de boho le quiero dar una vertiente menos folk, que lo que se suele encontrar por ahí, (pero aun así un estilo algo étnico), dejé el top lleno de transparencias y un ligero toque de brillo (con lentejuelas transparentes) en partes del bordado.
Ah, casi olvidaba mencionar mi ramo… También creado por mí, quise llevar un ramo igualmente poco convencional y lo diseñé en forma de triángulo, para recordarnos que en esta vida a veces ascendemos, otras veces descendemos, pero en ningún caso nos debemos estancar.
El ramo tenía pequeños toques de flores azules y tonos dorados para combinar con ambos looks de mi boda y con mis zapatos en azul egipcio.
Y este fue mi segundo look de boda 🙂
Me hubiera llevado más looks, pero ese día no dio para más y ya terminé cansadísima… Pero vaya, no hay día que no piense en volver a Santorini y ya tengo como objetivo de vida volver dentro de algunos años para repetir la celebración (ya sea para las bodas de algodón, de madera, de bronce, de plata o de oro…) y entonces volveré a vestirme de novia, por supuesto.
De todas formas, un vestido es como una joya: su principal valor está en asociarlo a un momento importante de nuestras vidas, aquel momento en que nos sentimos más felices que nunca, un momento en que nos sentimos libres, que nos sentimos nosotras mismas más que nunca.
Estos dos diseños, Muse y Eonile ya plasmarán para siempre esa felicidad en mi vida – un momento y un recuerdo único, mío y de mi pareja, que nadie ya no nos podrá quitar jamás.