Hace unas semanas, cuando escribí sobre mi inspiración a la hora de diseñar mi última colección de novias Renaixença, expliqué como estaba cambiando el estilo romántico y bohemio en las novias actuales, y como había evolucionado desde que (re)empezaron estas corrientes allá por el 2012-2013.
Tamara, una de mis novias más especiales del año, es un claro ejemplo de esta evolución que refiero en ese post anterior, al ser una mujer por delante de las tendencias actuales. Tiene una identidad y un gusto que supera todas las influencias que abundan en los estilos de novia masificados, y sin caer en la imitación de las desfasadas revistas del corazón.
Con todo el respeto por todas las demás mujeres, puedo incluso decir que Tamara ha sido una de mis novias en el Top-5 de mis preferidas.
Si habéis repasado mi colección de novias Neo-Natura, no os puede haber pasado desapercibido el modelo Dalia, desde luego el diseño más emblemático y que mejor recoge todo el concepto de la colección.
Cuando diseñé Dalia, lo hice para crear puro arte, como una pintura que refleja la naturaleza, pero en este caso cosida. Pensaba que nadie iba a quererlo, es un vestido diferente de todo a lo que la gente está acostumbrada en un vestido de novia, con una técnica que nunca vi aplicada por ningún otro diseñador (hasta donde sé).
Pero eso es el arte, ¿verdad? No se crea para que todo el mundo lo entienda, sino para elevar al ser humano a un escalón superior en su existencia, diferenciándose de los comportamientos de masa e imitación.
Lo que me sorprendió es que el diseño Dalia se convirtió en uno de mis diseños más deseados y exitosos. Y Tamara fue una de las primeras mujeres que captó todo su concepto artístico, toda su belleza natural.
Aunque tenga colecciones, todos los vestidos de novia que hago son a medida, incluso estos mismos vestidos de colección. Técnicamente, esto me permite adaptar el patrón de cada diseño al cuerpo de cada mujer – algo que no se logra en vestidos con arreglos – pero no solo eso: la confección a medida me permite también personalizar cada diseño al gusto y estilo de la mujer que lo luce, haciendo único cada vestido. Tal y como cada mujer.
Tamara buscaba un vestido realmente diferente y se enamoró del concepto de incorporar flores naturales en su vestido – algo totalmente atípico en un vestido de novia. Me llegó a confesar que por las noches soñaba con este vestido, y en mi opinión no es para menos.
Después de hacer el vestido totalmente en seda, rellené todo el cuerpo con flores de color buganvilla tal y como me pidió Tamara. En una época en la que la moda aspira tanto a ser romántica, este detalle floral no podía ser más auténtico – y sostenible: os recuerdo que la seda es uno de los materiales con menos impacto ambiental.
Añadiéndole al look una corona de cadenas y un velo rosa, una vez más huyendo de lo típico, todo el conjunto no podía ser más adecuado y actual.
¿Qué más puedo decir? Sin querer repetirme, Tamara ha sido una de las novias que más me gustó, ha estado absolutamente espectacular. En un mundo que tanto tiende a caer en las tradiciones e imitaciones, esta mujer ha logrado crear un look completamente inédito, y a la vez elegante, minimalista y original.
Tal y como me dijo ella, este ha sido el único vestido de novia realmente diferente que ha encontrado. Bueno, pues si me permitís, también Tamara ha sido una de las novias únicas y diferentes para quién he tenido el placer de trabajar. Así que la conexión fue absoluta y el resultado está a la vista.
Lorena Panea