Lo más desafiante a la hora de diseñar vestidos de novia, es generar una conexión que permita que tanto la clienta como yo conectemos de manera que no se necesiten muchas palabras para entendernos. Desde luego, no he realizado nunca ningún diseño de novia sin tener mínimamente esa conexión, para mi, es fundamental. Siempre he dicho que no me gusta actuar como una de esas “fábricas de novia en serie” en las que lo único que importa es vender y no se preocupan por la experiencia total de la clienta. La protagonista siempre es ella y yo, simplemente me dedico a sacar a relucir lo mejor de su personalidad.
Dicho esto, os voy a hablar de Laura, una de mis novias de este verano. Laura es una murciana afincada en Barcelona y cuya boda se celebró en Verona, la ciudad italiana de Romeo y Julieta, el escenario de Shakespeare. No me digáis que no es una localización simbólica para emplazar tu boda… El enlace tuvo lugar en una iglesia de la ciudad y la celebración en el entorno idílico del “Opificio dei sensi”, un espacio multiusos ecológico y natural. Os podéis imaginar que oyendo esta descripción de cómo sería su boda, enseguida mi mente comenzó a trabajar pensando en varios diseños para el gran día.
Después de varias pruebas, el diseño ya estaba decidido: un vestido romántico de caída fluida y cómodo. El escote en corazón resaltaba el pecho de Laura pero la gran protagonista fue la espalda: un gran escote drapeado en un tul bordado acaparaba todas las miradas. El equilibro (y últimamente es así en muchos de mis diseños) entre lo minimalista y lo barroco, lo sencillo y lo complicado, lo romántico y lo sensual. Además el vestido estaba adornado con una aplicación de flores preservadas en la cintura, con una peina a juego, lo que le daba un aire campestre muy apropiado para el entorno.
El resultado puede o no gustar, pero lo que está claro y fue lo que me transmitió Laura, es que ese vestido emanaba su esencia, era ella por los cuatro costados y eso es algo no cualquier diseño puede conseguir. ¿La magia? La conexión que se generó entre Laura y yo hizo que el diseño simplemente fluyera con facilidad.
Lorena Panea