Si os preguntara a cada una de vosotras cómo sería vuestra boda de ensueño, no dudo de que recibiría diferentes respuestas, pero seguramente muchas coincidiríais en que os haría ilusión casaros en la playa de alguna isla mediterránea, rodeadas de la gente que realmente os quiere y vivir ese momento con vuestra pareja sin tapujos ni querer pareceros a ninguna otra novia qué no a vosotras mismas.
Así fue la boda de Sara, una de mis Novias LP preferidas del año: en Menorca, con una preciosa playa y una espectacular fiesta en un velero por el Mediterráneo.
Una boda de ensueño, ¿verdad? Sin embargo, no fue eso que hizo de Sara una novia especial para mí.
Cuando confecciono un vestido a medida (lo que es el caso de todos los vestidos de novia que hago para mis Novias LP), hago varias pruebas con mis clientas y naturalmente eso me suele llevar a intimar con estas mujeres, conocerlas mejor y en muchos casos llegar incluso a ser amigas.
Diria que Sara y yo vivimos con la misma ilusión el proceso de creación de su vestido de novia, la empatía fue máxima desde el primer momento y se mantuvo durante todas las pruebas en mi atelier.
Por todos esos ratos que pasé con ella (y también con su madre para quién diseñé un espectacular vestido de invitada y que ya os enseñé antes en mis redes sociales), creo que no me equivoco si defino a Sara de esta forma: una mujer empoderada, empresaria incansable y trabajadora, todo ello sin perder nunca su espontaneidad y naturalidad, con una belleza naive y una enérgica alegría contagiante – una gran mujer.
Tal y como las demás Novias LP, también Sara se enmarca en el concepto que definí como una nueva novia contemporánea, es decir, una mujer que no viene tallada por un molde ni representa lo que otros quieren que sea. Sara decide lo que quiere ser, cuando quiere ser y cómo quiere ser.
Como tal, su boda no podía ser de otra forma, sino el reflejo de la espectacular mujer que es.
Hablemos entonces del vestido de la novia. No voy a andar con falsas modestias y digo sin complejos que el vestido que le diseñé es una pasada, bajo mi opinión. Para una mujer como Sara, visualizo felicidad, libertad, sensualidad, candidez y feminidad por lo que la espalda era el punto clave, siendo protagonistacon dos tiras de raso de seda que se cruzaban y una espectacular cola en el mismo tejido que contrastaba con la gasa en mate del resto de la prenda. La cinturilla en forma de uve resaltaba sus curvas y quedaban enmarcadas con una pasamanería de madroños.
Seguramente a estas horas estará el vestido destrozado (porque la seda no se debe mojar y menos en el mar :D) pero da completamente igual, porque una boda es una experiencia para vivirla, disfrutarla y recordarla – y ya con recordar a Sara me enorgullece haber creado la segunda piel para una gran mujer como ella y para un momento tan feliz como el de su boda.
Lorena Panea