Recreación de una conversación más que habitual en mi atelier:
Clienta: Tengo una boda próximamente y estaba buscando algo para ponerme.
Yo: ¿Qué es lo que tienes en mente o el estilo que buscas?
Clienta: Bueno, yo no soy de arreglarme mucho pero qué le vamos a hacer, tendré que ponerme vestido y tocado, lo típico, ya sabes.
Y mi pregunta aquí, siempre es la misma: ¿POR QUÉ?
Cuando tenemos un evento, incidiendo más en las bodas, el comportamiento habitual que suele darse es el siguiente:
1. Si el evento que tenemos es de día: vestido corto, colores alegres y tocado grande o pamela.
2. Si el evento es de noche: vestido largo, tocado discreto y colores oscuros.
La verdad es que no sabéis lo que llega a aburrirme el protocolo…
Investigando un poco, he averiguado que el origen del protocolo es muy antiguo y en su definición más básica está basado en la cortesía, educación y respeto a los demás sea cual sea su cultura. De hecho esta serie de normas se crean para evitar conflictos sociales, políticos o religiosos. Poco a poco ha ido evolucionando y diversificando hasta tener normas específicas para cada situación concreta.
Ahora bien, en cuanto al protocolo que nos interesa, que es el de los eventos (especialmente bodas), bajo mi punto de vista creo que no tiene ningún sentido en pleno S. XXI excepto contadas excepciones (aunque ahora no se me ocurra ninguna). Ahora bien, si nos paramos a pensar y nos preguntamos: ¿Quienes eran los que ponían en practica estos protocolos? La Alta Sociedad ¿Quién lo sigue haciendo hoy en día? La Alta Sociedad ¿Quién es la referencia para miles de personas en nuestro país? La Alta Sociedad. Tachán! Ahí tenéis la respuesta…
Creo que en este tipo de eventos, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que va a ser una celebración en la que tenemos que estar a gusto con lo que llevemos, porque vamos a tener que estar horas con esa prenda, bailar, andar y todo lo que se preste. Lo segundo y creo que es una de las cosas más importantes, no tenemos que renunciar a nuestra personalidad. ¿Qué no somos de llevar vestido? Pues ponte pantalones. ¿Que no te gustan los tocados? No los lleves.
Es tan sencillo como esto. Pero claro, no queremos desentonar, ni llamar la atención… Nos vemos influenciados constantemente por las imágenes que vemos a cada día en internet, revistas, etc. Chicas, sacad los perjuicios de vuestra cabeza y poneros lo que os de exactamente la gana.
Es gracioso, pero el otro día, con todo el tema de la boda de Eva González, me daba la sensación de estar viendo una fiesta de disfraces. La mayoría de las mujeres se añadían años de más, no resaltaba realmente la belleza de estas y desde luego había muy poca personalidad en la mayoría de estilismos. Pero ahí estaba ella…Samanta Vallejo. Creo que fue como un rayo de luz en un día oscuro. Sencillamente genial. Pura personalidad y valentía, porque me daba la sensación de que no le importaba lo que pensasen los demás, ahí estaba ella destacando.
Como siempre digo, es mi opinión personal. Al menos espero que hayáis entendido el por qué del protocolo en las bodas 😉