Siempre que escucho a alguien diciendo que el ser humano es un animal racional, me suele entrar la risa.
Todos los años escribo sobre lo mismo cuando llegamos a estas fechas, y todos los años sigue ocurriendo lo mismo: la moda hace el ridículo y el ser humano camina hacia el colapso.
Las rebajas tienen una faceta estúpidamente divertida y otra que no tiene ninguna gracia.
Empecemos por la parte divertida.
Aun antes de llegar siquiera a la fecha oficial de las rebajas (normalmente el 1 de Julio), ya el 90% de las tiendas tenían colgados carteles en rojo, con letras gigantes indicando 60%, 70% o 90% de rebajas, liquidando sus colecciones de Primavera/Verano… Y algunas de estas tiendas ya llevan rebajas desde mayo.
Fijaros que, si habéis comprado una prenda de Primavera/Verano entre enero y mayo de este año, y teniendo en cuenta que prácticamente no hemos tenido días de calor, probablemente aun ni habéis tenido la oportunidad de estrenar dicha prenda y ya la vais a encontrar rebajada.
Y peor que eso… Lo que habéis comprado hace 1 mes (o 1 día antes de las rebajas), ¿ahora vale menos de la mitad?…
¿Cómo os hace sentir eso? ¿Estafadas?
A mí me hace sentir que la moda ha entrado en un ciclo ridículo y engañoso para los consumidores. Y obviamente dañino para las empresas textiles (grandes y pequeñas), ya que por ejemplo H&M ha visto sus ventas bajar por primera vez desde que abrió en España.
Esa es la parte cómica y estúpida. Ahora hablemos de la otra parte que es también estúpida, pero principalmente muy grave e inaceptable.
La única razón por la que existen rebajas, es porque las marcas de mass market se dedican a producir millones de prendas de bajo coste que al final no se terminan vendiendo, porque sencillamente la gente no las necesita. Entonces, esas marcas intentan estimular el impulso de los consumidores a través del precio, para hacer salir esos abundantes stocks.
Pero un número creciente de consumidores ya ha cambiado su comportamiento consumista y ha dejado de reaccionar al precio, por lo que compra única y exclusivamente cuando necesita. Obviamente esto significa que las marcas de mass-market han perdido base de clientes y como tal se han vuelto más agresivas aun, para conquistar a ese número decreciente de gente que todavía compra impulsada por el precio – aunque ello implique reducir a niveles ridículos los márgenes.
Total, que las rebajas ya no solo han dejado de funcionar, sino que la mayoría de las tiendas han empezado a perder dinero con las rebajas.
Y ahora viene la parte vergonzosa de toda esa espiral: lo está pagando el ambiente.
Si se están produciendo millones de prendas de ropa que la sociedad no necesita – con el objetivo único de abaratar costes y generar el consumismo impulsivo – obviamente, todo este exceso termina en el fondo de mares y océanos, contribuyendo a la extinción de miles de especies por todo el planeta.
Y lo peor no es solo que prendas usadas terminen en mares y oceanos. En realidad, el 80% de la contaminación se da antes de tirarla a la basura: durante su producción y lavados a lo largo de su vida útil.
Por todo ello, no es aceptable producir ropa en exceso, para terminar provocando un consumo impulsivo y arrollar completamente los ecosistemas de la tierra.
Por todo ello, no son aceptables las rebajas en un mundo moderno y sostenible.
Lorena Panea