Lucilla en Roma, para Renacer un vestido Balenciaga

Esperaba ansiosa poder escribir sobre Lucilla.

Se casó este año en Roma y para crear su vestido de novia, recurrí a mi técnica preferida – lo que yo llamo “Renacimiento de Vestidos”.

La madre de Lucilla se casó en los años 70 con un diseño de Balenciaga, por lo que ya os podéis imaginar la ilusión que me hacía transformar esa reliquia en un nuevo diseño Panea, para esta nueva novia, 50 años después – y más en Italia, el país del Renacimiento (mi período artístico preferido de la época moderna…).

Balenciaga siempre sintió predilección por los tejidos con cuerpo, vestidos de líneas limpias y complementados con bordados manuales, así que me parecía correcto mantenerme fiel al estilo de tamaño maestro.

Balenciaga 1970

Es cierto que el vestido original no estaba en condiciones para el evento, pero tomé su base como punto de partida.

Sin introducir demasiadas costuras adicionales, y añadiéndole mangas con un trabajo bordado, consideré que aportaría elegancia y renovación al diseño inicial.

Como el vestido era corto y no tenía tela suficiente para alargarse (ni forma de encontrar/producir el mismo tejido de hace 50 años…), decidí crear un juego de transparencias y bordados (el mismo que las mangas), para conseguir ese efecto y lograr un vestido de novia actualizado.

Y así renació un vestido…

Bueno, pero dejemos de hablar de la técnica. Al final, en la moda, la técnica solo sirve para dar vida y cuerpo a un sentimiento especial en nuestras vidas.

Las historias que acumula este diseño, desde Paris hasta Roma, también pasando por mi atelier de Barcelona; el significado sentimental que tuvo y tiene, para Lucilla y anteriormente para su madre; y el poder ligar esa pieza a uno de los mejores momentos de nuestras vidas y guardarlo como un recuerdo en nuestro armario…

Es como poder casarnos con la persona que amamos, mientras recibimos un abrazo eterno de aquellos que siempre nos han cuidado y querido, incluso cuando ya no están – y no hay crisis o epidemia que pueda impedir este abrazo.

¿Hay algo más bonito? Ahora entendéis por qué disfruto tanto en dar vida a estos vestidos vintage. En hacer renacer estos vestidos.

Lorena Panea  

compartir en: