Últimamente, no paramos de ver bodas en plena naturaleza ya sea en masías, campos o en la orilla del mar Mediterráneo. El espíritu que destacaba en los años 60-70 con este estilo de celebraciones, es el que vemos hoy en día debido a la mentalidad que impera al atravesar una crisis económica, sumado a que grandes influencias como la top Kate Moss las pusieron de moda. Sin embargo, no todas las novias optan por esta opción y prefieren el asfalto de una gran ciudad para que sea el escenario de uno de los días más especiales de su vida.
Beatriz es natural de Madrid y me contó que su boda se celebraba en pleno corazón de la ciudad, a unos pocos pasos de la famosa Gran Vía. Una boda urbana en plena capital donde se cambia los árboles por edificios majestuosos y la tranquilidad de la naturaleza por el dinamismo de una gran ciudad.
Lo suyo fue una historia de amor a primera vista y no os hablo de su pareja, os hablo de su vestido: Beatriz se enamoró de uno de mis diseños de mi anterior colección de novias. Un diseño que encajaba con su belleza onírica pero que aún así, decidimos hacerle unos cambios para que tuviera un toque más sensual.
La parte superior estaba realizada en tul plumeti y tul bordado dejando así unas transparencias que resaltaban las curvas de Beatriz. La espalda con un impresionante escote cuadrado y la falda eran de gasa, consiguiendo así la ligereza y comodidad que en todo momento ella me demandó.
El resultado es un vestido único y que reúne todas las características que posee la novia: dulce y delicado pero también sexy y atrevido. Pero ante todo esto, un diseño que es suyo y que juntas lo creamos para hacer de su vestido el reflejo de su felicidad.
Lorena Panea