Cuando empecé este blog, para escribir sobre novias LP, no pensé que algún día escribiría sobre mí, como novia – pero ese día ha llegado 😀
Pues sí, yo misma me he convertido en una novia LP jajaja
Supongo que a estas fechas ya habréis visto el vídeo de mi boda secreta en Santorini y todo lo que representó el evento… Me imagino que también ya os habéis dado cuenta de que no ha sido una boda nada convencional, sino totalmente como mi pareja y yo siempre hemos querido.
Como tal, mi vestido siguió exactamente la misma filosofía: no lo diseñé siguiendo cualquier cliché, ni copiando a nadie, ni mucho menos para gustar a nadie que no fuere yo misma (y de paso a mi pareja).
¡Diseñé MI vestido y no me podía sentir más feliz con él!
Como siempre digo, casarse de blanco no es una obligación y ni siquiera es una tradición… (solo una invención del siglo XIX por las necesidades de una mujer muy específica…).
Solo porque lo haga la mayoría, no significa que eso sea lo correcto. Desde luego no lo veía para mí, tal y como sigo sin verlo para muchas mujeres, ya sea por su tono de piel, por su historia, por sus deseos, etc…
¡Entonces me derretí por un vestido de tul en color nude!
Claro… el tul es transparente, entonces la única forma de hacerlo opaco es poner capas y más capas de tul… 30 metros de tejido, para ser más exacta. ¿Pero sabéis lo cómodo que es?
Es tul no pesa apenas. Por lo que, a pesar de tener volumen, he podido mantener una estructura del vestido totalmente flexible y ligera.
Luego, como tengo una constitución estrecha de hombros, he querido poner el enfoque del vestido principalmente en toda la parte de arriba de mi cuerpo.
En el top, hice primero un juego de cruces con el tul para estilizar la figura. Y luego, lo complementé con un bordado de pedrería dorado para aportar esa riqueza y toque faraónico que tanto me gusta, aunque haya diseñado un vestido onírico.
Mandé bordar esta pedrería a mano durante meses – este tipo de artesanía no se puede hacer a máquina y no se puede fabricar de manera industrial, por lo que ya de entrada lo hace único.
Lo he ido retocando con los detalles que más me gustaban y añadiendo los talismanes con más significado para mí.
¡Y todo ello en dorado! Es, en mi opinión, el mejor color para combinar con el color nude. Así que quedó todo con la potencia que yo buscaba.
Llamativo, sí. Pero sin la ostentosidad de antaño, sino con un toque impresionante que armonizó con todo el look. Desde luego, no podía resultar, ni me resultó un disfraz, sino que me pude sentir yo misma y con mi personalidad reflejada en mi atuendo.
Un vestido con la Maat que siempre busco en mis diseños. Con mi Maat.
Como dije en el vídeo, un vestido que pude llevar durante todo el evento y toda la tarde de paseo, sin que me resultara un tostón. Y, desde luego, un vestido para volver a usar en otros momentos importantes de mi vida, tal y como ya lo hice a posteriori, cuando pisé la pasarela de la Valmont Barcelona Bridal Week de este año.
De hecho, lo tengo expuesto en mi atelier y lo contemplo a cada día, con orgullo. Es MI vestido joya y me trae tan buenos recuerdos, tanto de la boda, como de mis logros y mi vida 🙂
Así que esta es la respuesta a todas aquellas mujeres que me preguntaron, a lo largo de los años, como fue/sería mi vestido de novia. No soy muy permeable a influencias o tendencias externas y temporales. Este es mi vestido, hoy y siempre, y ningún otro.
Pero el hecho de tener un vestido preferido, de sueño, no significa que no pueda tener un segundo vestido preferido 😀
Sí que sucumbí a la tendencia de tener un segundo vestido para ese día tan especial y me hice otro de mis diseños para cambiarme al final de tarde e ir a cenar – una de las ventajas de ser diseñadora de moda, aunque no creáis que por ello me salen los vestidos baratos…
Esta vez elegí un diseño de la colección Nilo, colección de novia Boho que solo está disponible en mi atelier de momento, de forma secreta y para mis visitas…
Pero para saber más sobre mi segundo look, tendréis que esperar al próximo post en mis Bride Stories 😉
Lorena Panea